Salpicada de coloridos bosques, pequeños pueblos plenos de encanto y multitud de cursos de agua, el hecho diferencial de La Garrotxa, lo que marca y distingue el territorio, es el vulcanismo. Caminar entre volcanes, dar toda la vuelta a un cráter abierto por erupciones explosivas, recorrer un hayedo que crece sobre una colada de lava o descubrir las entrañas del volcán más joven de la península, son algunas de las propuestas de esta guía para la visita a estas tierras.
La comarca cuenta con dos tipos de paisaje diferentes: sobre buena parte de la mitad sur se extienden más de 40 volcanes y diversas coladas de lava, un relieve suave y sin demasiados desniveles, protegido por el Parque Natural de la Zona Volcánica de La Garrotxa. Desde el valle del río Fluvià hacia el norte, el paisaje cambia radicalmente; se vuelve más abrupto y escarpado, con abundantes barrancos y desfiladeros, que dan paso a la Alta Garrotxa, un área de gran belleza declarada Espacio de Interés Natural.
La Garrotxa nació del fuego, las erupciones y las lavas candentes, sin embargo el parque natural y toda la comarca lucen hoy un aspecto relajado y acogedor, ideal para recorrer a pie o en bicicleta. Es la mejor forma de sumergirse en el paisaje y descubrir la magia escondida en sus bosques, en sus tierras volcánicas y en sus cráteres altivos.
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