Las antiguas fiestas paganas de la ciudad de Roma capital del Imperio, que en la época de su máximo desarrollo había superado el sorprendente número de un millón de habitantes, radicaban su origen en las costumbres propias del pueblo latino, agrícola y guerrero. Por cuanto concierne su devoción, el sentimiento religioso romano se encontraba repartido en el rico calidoscopio de deidades, muchas de ellas importadas de los pueblos vecinos y vencidos, que daban origen a una variegada, alegre, dramática, y pintoresca serie de festividades, con juegos, banquetes y diversiones de todo tipo, que resistieron a la difusión del cristianismo por lo menos hasta el VIII siglo de nuestra era.
Javier Gálvez, entre varios ensayos y traducciones, ha publicado una Historia de la Filosofía que ha llegado al octavo tomo, de los diez previstos. Amante de la libertad, de la verdad, de la naturaleza, vive en las nubes, entre Málaga y Galápagos.
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